COLUMNA JUEVES 3 DE FEBRERO







LA PLANTA EXTRAÑA



Todo era muy oscuro en mi cabeza, no sabía lo que estaba pasando, mis impulsos me traicionaron y me fui a la pelea, eso causó que no volviera al lugar donde me sentía bien, un señor asiático, me dijo de una planta que el tenía, pero para yo ser merecedor de ella, tenía que demostrar que era el elegido, me la presto, el realmente quería deshacerse de ella, la llevé hasta mi casa, sin saber de qué se trataba la puse en mi cuarto, la quedé observando fijamente y vi como un torbellino salía desde su raíz, lo toqué, y rápidamente estaba ahí, en aquel lugar donde me gustaba estar, en mi escritorio, con todos los gadgets necesarios para ser el dueño del mundo, tomé un diario, y si, era esa fecha en la que había perdido los estribos, la aseadora me saludó, y mi postura como siempre, intachable, no podía hablar con ese tipo de personas.

Mi jefe inmediato me dio una orden de súbito, y le tiré los papeles en la cara, ahí estaba otra vez, no había logrado nada, volví al presente, con la planta enfrente y con la misma sensación, pero qué pasaba, había descubierto prácticamente la máquina del tiempo, pero no lograba solucionar nada, volví a ver fijamente la planta y el ritual del torbellino apareció nuevamente, y ahí estaba otra vez, en mi escritorio, sintiéndome el dueño del mundo otra vez, en ese momento todo lo hice despacio, para no cometer el mismo error, y volverme rico, y más amo de los demás, la aseadora volvió a saludarme, y le dije que no se volviera a atrever a hacer eso, que ella estaba ahí por su trabajo y no para hablar con nadie, eso me hizo sentir mejor, mi jefe volvió, nuevamente con unos papeles, enérgicamente me reclamó, quise calmarme, pero siempre pensé que nadie está por delante de ti, los papeles se los devolví de la misma manera y rápidamente me dijo que nos viéramos en su oficina.

En un abrir y cerrar de ojos, estaba otra vez, frente a la planta, con la misma sensación de angustia y que algo me faltaba, vi un libro de H G Wells, y descubrí la esencia de mi problema, nunca iba a cambiar mi destino, si seguía siendo el mismo en el pasado o en el futuro, volví a la planta, y me llevó a ese momento otra vez, la aseadora me saludo, y yo le devolví la mirada, y hasta un beso, mi jefe vio ese detalle, y dio la vuelta sin decirme nada, volví a mi presente, y ahí estaba el asiático, recibiéndome con una sonrisa, diciéndome, esta planta es tuya.

Bienvenidos

saludos a todos los que creen que nuestra Honduras, es el mejor pais del mundo!!!

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